Oficialmente Venezuela sufre hiperinflación. Desde el 31 de Octubre la moneda se ha devaluado un 83.37%, la mayor caída en toda la historia del país. Como consecuencia, los consumidores han sentido un rápido desplome de la moneda en los precios hasta en los productos mas primarios. Según los periódicos los precios de productos como la mantequilla y el arroz han aumentado casi un 500%. El salario mínimo es de 80,000 bolívares, lo equivalente a 29 dolares.
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La respuesta negativa por parte del gobierno para la entrega de dólares al tipo de cambio oficial de 10 bolívares ha llevado a muchas de las empresas a acudir al mercado paralelo para obtener divisas, lo que aparecido como consecuencia una brutal demanda dólares, asó como un crecimiento del tipo de cambio y subidas de precios.
La presidencia de Nicolás Maduro finalizará en 2019 pero el partido opositor (MUD) plantea la proposición de un referéndum para exigir nuevas elecciones.
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Muchos de los ciudadanos de Venezuela proyectan que el país se colapsará mucho antes. Cada día los precios aumentan, los productos escasean en los supermercados, hasta los productos mas primarios son difíciles de encontrar, los apagones aumentan y desde abril se ha declarado los viernes festivos por el motivo de ahorrar energía, el indice de criminalidad se ha disparado de manera desorbitada.
Para este gran desastre se están analizando diversas soluciones. La solución mas idónea sería desarrollar un nuevo plano político en el cual se respete la inversión privada y se estimule los sectores de producción mas básicos, como la agricultura y la industria. Si no se modifica su política económica no habrá recuperación alguna. Se deberá diseñar una política en la cual se tomen en cuenta los aspectos políticos y sociales. Las prioridades en este momento son: aumentar el empleo, así como la producción, combatir la inflacción y la escasez, y garantizar una mayor entrada de divisas (inversión privada).
